dijous, 4 de desembre del 2008

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«M. Foucault estaría hoy luchando en el movimiento antiglobalización» Juan Pastor

http://latadezinc.blogspot.com/2008/11/mi-foucault-estara-hoy-luchando-en-el.html



24 años después de su muerte el filósofo Michel Foucault (1926 - 1984) sigue hoy dando casi tanta guerra como la dio en su breve pero agitada vida. Su obra ha inspirado el ensayo de los profesores de psicología Juan Pastor y Anastasio Ovejero, Michel Foucault, caja de herramientas contra la dominación, editado por la Universidad de Oviedo, y que pretende reivindicar el lado más libertario de este gran pensador del siglo XX.


¿Fue Foucault el filósofo de mayo del 68?
-Es posible que ahora sea visto así, pero en mayo del 68 él no estaba en París, sino en Túnez. Sin embargo, su filosofía germina en el mismo terreno libertario y anti-autoritario de mayo del 68, y, de hecho, terminó convirtiéndose, junto con Jean Paul Sartre, en la cabeza más visible de la nueva izquierda inconformista post 68.
-En el libro habla de la rivalidad entre Sartre y Foucault
-Parafraseando el título de un libro de Foucault, Las palabras y las cosas, podríamos decir que las cosas terminaron uniendo lo que las palabras, y cierta envidia, habían separado. Foucault escribió «Las palabras y las cosas», que es su peor libro y su obra más estructuralista, contra Sartre, el padre al que había que matar. Los estructuralistas, entre los que apenas había filósofos, vieron en Foucault a su mesías, al filósofo que iba a destronar a Sartre como patriarca de la intelectualidad francesa. Su polémica con Sartre le vino muy bien a Foucault, que se aprovechó de ella para convertirse en el joven filósofo candidato al trono del maestro. Pero su experiencia en Túnez, donde Foucault será testigo de la represión de la dictadura contra las revueltas estudiantiles, le hizo concienciarse políticamente. Y al pasar a las trincheras políticas, al pasar de las palabras a las cosas, continuamente se encontrará con Sartre, mostrando que era más lo que les unía que lo que les separaba.
-Representaban dos modelos muy diferentes, casi opuestos, de intelectual.
-Sartre era un intelectual universal tipo Voltaire. Foucault, por el contrario, fue un «intelectual específico», un analista de lo que ocurre hoy, y no un profeta de lo que va a suceder mañana. Al principio casi ni se miraban, tenían una relación muy fría, pero la lucha a pie de calle acabó por unirlos. Es más, Foucault será uno de los que llevará a hombros el cuerpo sin vida de Sartre en el multitudinario entierro del filósofo. Foucault siempre quiso ser Sartre, pero como era un pensador «a la contra», su primera rebelión tenía que ser contra quien encarnaba la filosofía dominante en aquel momento: el mismísimo Sartre.
«Foucault es un filósofo, pero puede ser reivindicado desde otras disciplinas como la psicología, las ciencias sociales? Su labor fue en muchos casos más cercana a la de un historiador que a la de un filósofo, se encerraba en un archivo y se pasaba allí meses sacando información para sus trabajos.
-Foucault tiene muchas caras. Una de ellas es la de un ratón de biblioteca dedicado a rastrear históricamente las vidas de personajes infames (criminales, locos, pervertidos). Cuando publicó Historia de la locura le criticaron, con razón, haber escrito el libro sólo a través de la documentación hallada en archivos, sin hablar con un solo loco. No volverá a cometer semejante error, y para Vigilar y castigar funda el Grupo de Información sobre las Prisiones, donde lo que hace es, fundamentalmente, escuchar a los presos (el objetivo no es ser la voz de los presos, sino su «altavoz»). He aquí otro ejemplo del paso de Foucault, en la década de los setenta, de las palabras a las cosas.
-Ya que habla de las relaciones entre la obra de Foucault y los movimientos sociales, ¿de qué modo influyó «Historia de la locura» en el movimiento anti-psiquiátrico?
-Yo diría que fueron dos árboles cuyas ramas se entremezclaron pese a que sus raíces permanecieron bien diferenciadas. Foucault comparte con la antipsiquiatría su crítica a los hospitales psiquiátricos, pero no así sus terapias alternativas (psiquiatría social, psicología comunitaria, terapia sistémica?). Para los médicos antipsiquiatras (en realidad, psiquiatras antimédicos) la «locura» exigía un mejor tratamiento (terapia social y no farmacológica, pues asumían que el origen de la patología residía en una inadecuada adaptación del sujeto a su entorno social). Para Foucault, por el contrario, la locura era una experiencia a reivindicar. El problema reside en que están hablando de cosas distintas; mientras Foucault habla de genialidad artística (Nietzsche, Hölderlin, Van Gogh, Dalí, Artaud o nuestro Leopoldo Panero), los antipsiquiatras hablan de esquizofrenia. No obstante, Foucault está encantado con que la antipsiquiatría utilice su libro como una herramienta crítica contra la represión psiquiátrica, dentro de una corriente libertaria y antiautoritaria que él también suscribe. Lo dicho, planteamientos radicalmente distintos que acaban combatiendo en el mismo bando antiautoritario: los movimientos sociales de los años sesenta.
-Precisamente su libro se titula caja de herramientas contra la dominación?
-Es él mismo el que define su obra como una caja de herramientas crítica. En su obra Foucault analiza cómo se ha construido el presente, cómo se ha construido nuestra subjetividad occidental, cómo aquello que se nos presenta como natural (la locura, la delincuencia, la sexualidad, nuestra forma occidental de pensar?) tiene una génesis histórica. Él se dedica a analizar esta génesis, pero sin proponer nada. Por eso dice que su filosofía es una caja de herramientas: cada uno de sus libros es un martillo que puede servir tanto para derribar una pared como para construirla.
-No se definía como marxista, pero su trabajo tiene bastante que ver con la labor de Marx.
-Foucault se hizo anticomunista tras por haber militado en su juventud en el Partido Comunista Francés, el más dogmático y estalinista de Europa. Por otro lado, no debería ser fácil para un homosexual burgués como él estar en un partido como ese. Recordemos también su expulsión de Polonia por un romance con un joven policía... Sin embargo, su filosofía efectivamente está muy cercana a la de Marx, hay un evidente aire de familia entre ambos, pues los dos estudian cómo se ha construido el presente, aunque Foucault se expresa en un lenguaje que no es marxista ni comunista, sino postmoderno y anarquista-libertario.
-Foucault es además un filósofo del poder, un poder que ya no sólo es el económico o el político?
-La «trampa del poder» está en quedarnos sólo con lo más visible de este, con la punta del iceberg (la represión grosera). Foucault nos dice que todos ejercemos, de un modo u otro, poder sobre los demás. Además también nos muestra que el poder no sólo reprime o castiga, sino que, ante todo y sobre todo, el poder construye? En definitiva, que el poder no es tanto lo que nos impide ser lo que queremos ser, sino esa sutil tecnología que nos hace ser lo que somos (y, más importante aún, desear ser de esa manera y no de otra).
-Algunos critican que esa visión foucaultiana del poder como algo disperso nos hace perder de vista los auténticos centros de poder político y económico.
-Todos ejercemos poder, en cierta medida; pero es evidente que unos ejercen más poder que otros (George Bush ejerce infinitamente más poder que tú y yo, que ejercemos nuestra cota de poder desde los medios de comunicación o desde la Universidad). Foucault fue siempre muy crítico con el poder del estado y no quiso minusvalorarlo, pero también veía claramente dos cosas: una, que lo que hace al poder poderoso es creer que el poder reside únicamente en el Estado; y dos, que la crítica ha comenzar siempre con una autocrítica. A fin de cuentas, el mundo es como es porque nosotros somos como somos, pensamos como pensamos y vivimos como vivimos.
-¿Qué sentido crees que puede tener reivindicar hoy día a Foucault?
-El siglo XXI, que se inicia el 11 de septiembre de 2001, no ha comenzado bien para los amantes de la libertad. En este contexto, no sobran relatos de vidas no fascistas. Y eso es mi libro: el relato de una forma de vida no fascista.
-¿Cómo crees que habría evolucionado políticamente Foucault de haber seguido vivo? Muchos de aquellos jóvenes filósofos radicales terminaron abrazando posiciones liberales.
-Quiero pensar que no habría sido el caso de Foucault, pero eso es entrar en el terreno de las hipótesis. No sé qué habría hecho el Foucault real, pero el que yo he construido en mi libro estaría participando en el movimiento antiglobalización, luchando por la libertad y contra la dominación. No sé qué hubiera pensado Foucault del Foucault que yo he creado en mi libro; tampoco me importa demasiado.